
Pampa Energía anunció que invertirá 950 millones de dólares durante este año para fortalecer su actividad en exploración y producción de hidrocarburos, con el foco puesto en el desarrollo del bloque Rincón de Aranda, en Vaca Muerta, donde planea triplicar su producción de shale oil y consolidarse como un jugador clave en el segmento petrolero.
Según informaron desde la compañía, 800 millones de dólares del total estarán destinados a infraestructura, perforación y completación de pozos en ese bloque. El resto se invertirá principalmente en la actividad gasífera de Sierra Chata.
Actualmente, Pampa produce poco más de 6.000 barriles diarios de petróleo en Rincón de Aranda y proyecta alcanzar los 20.000 barriles por día hacia finales de 2025. Para lograrlo, la empresa pondrá en marcha al menos 10 pads de perforación, con un intenso ritmo de actividad.
“La inversión en Rincón de Aranda nos permitirá alcanzar una producción de 12.000 barriles por día para agosto o septiembre, y llegar a 20.000 hacia fin de año”, explicó Horacio Turri, vicepresidente ejecutivo de Exploración y Producción.
La estrategia de Pampa incluye además una optimización en los costos operativos. El costo de extracción en Rincón de Aranda, que llegó a ubicarse entre 23 y 24 dólares por barril, bajó a alrededor de 8 dólares gracias a la conexión con el sistema de evacuación de La Amarga Chica (YPF-Vista) y un caño interno hacia una planta de producción temporaria.
En paralelo, la firma también avanza en la perforación de nuevos pozos (pads 10 y 11), y proyecta sumar seis o siete pads conectados para fines de 2025. Pampa ya cuenta con capacidad de transporte asegurada a través del sistema Duplicar, con disponibilidad para movilizar hasta 20.000 barriles por día.
De cara a 2026, Pampa prevé una inversión adicional de 460 millones de dólares para Rincón de Aranda, de los cuales 360 millones se destinarán a perforaciones y 100 millones a infraestructura.
Con este despliegue, la empresa que lidera Marcelo Mindlin acelera su transición hacia el petróleo no convencional, sin descuidar su histórico rol en la producción de gas, clave para proyectos como Argentina LNG.