Vaca Muerta: el gas no convencional crece pero enfrenta desafíos

La producción de gas no convencional en la formación geológica de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, alcanzó un nuevo récord este año, superando los 295 millones de barriles diarios (Mbbl/d) en junio. Sin embargo, el desarrollo del sector sigue condicionado por la falta de infraestructura, las regulaciones y la demora en las decisiones políticas.

Vaca Muerta es una de las reservas de gas y petróleo de esquisto más grandes del mundo, con recursos técnicamente recuperables estimados en 308 billones de pies cúbicos de gas y 16 mil millones de barriles de petróleo y condensado. El gobierno argentino ha apostado por este recurso para lograr la soberanía energética y convertirse en un exportador neto de hidrocarburos.

El año pasado, la producción de shale gas de Vaca Muerta representó el 42% de la producción total de gas en el país, mientras que el petróleo no convencional alcanzó el 46%. Estas cifras se lograron gracias a la puesta en marcha del primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner (GPNK), que conecta los yacimientos de la cuenca neuquina con el mercado interno y el regional.

Sin embargo, el GPNK comenzó a operar con retraso y aún no ha completado su segunda etapa, que permitiría aumentar la capacidad de transporte de gas en 15 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d). Además, el sector enfrenta otros obstáculos, como la falta de caños troncales e infraestructura de exportación, las fuertes regulaciones para las ventas regionales y la lentitud en la toma de decisiones políticas.

Uno de los proyectos clave para el desarrollo del gas no convencional es la reversión del gasoducto Norte, que consiste en invertir el sentido del flujo de gas desde el norte hacia el sur, para abastecer la demanda de las provincias del NOA y el NEA, ante la caída de la producción en Bolivia. Esta obra también le daría a Vaca Muerta un mercado más amplio de gas y, a mediano y largo plazo, la posibilidad de exportar a países vecinos como Brasil, Paraguay y Uruguay.

Sin embargo, la reversión del gasoducto Norte aún no ha sido licitada ni adjudicada, y se estima que demandará una inversión de unos 800 millones de dólares y un plazo de ejecución de dos años. Mientras tanto, Argentina sigue dependiendo de las importaciones de gas natural licuado (GNL) para cubrir el déficit de oferta durante los meses de invierno.

Según algunos expertos, la falta de obras y de definiciones políticas limita el verdadero potencial de Vaca Muerta, que es el gas, y desaprovecha las oportunidades que ofrecen las redes actuales, que no fueron baratas. Además, advierten que el desarrollo del gas no convencional podría entrar en conflicto con los compromisos ambientales del país, que apuntan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover las energías renovables.